lunes, 15 de abril de 2013

Premio Pulitzer

Manu Brabo, permio Pulitzer 2013. Debo confesar que desde que descubrí a este fotógrafo hace un par de años, me quedé impresionada. 

Agonía (Manu Brabo) octubre 2012, Siria.

Siempre he tenido una visión bastante escéptica sobre los relatos fotografiados de una guerra. Pero todo cambió a raíz de encontrármelo por casualidad en Internet. Sus fotografías me contaron más de lo que los relatos de un conflicto fueron capaces de narrar(me). Una visión de la cruda realidad era más que suficiente para explicar lo que sucedía. Un trabajo, bajo mi punto de vista, increíble. 

Más tarde descubrí, también casualmente, su blog. Me leí una entrada tras otra, hasta que llegué al inicio. Reteniendo toda la información relevante e interesante que poblaban sus escritos. Me di cuenta de que sí, le pagaban por vender esas fotografías, pero su trabajo se extrapolaba de todo aquello.

Manu Brabo fue prisionero de las tropas de Gadafi durante 44 días en abril y mayo del 2011. A partir de ese momento, desgraciada o afortunadamente, muchas personas comenzaron a conocer su trabajo. Estar donde transcurre un conflicto armado, tiene sus peligros. Y yo creo que la fortaleza de éstas personas que van a ese tipo de lugares no radica en aceptar el empleo, puesto que son freelance, sino en ser conscientes de que tienen que volver a casa...


Hay personas que tienen la facilidad de transmitir con una frase, un discurso, un gesto o una mirada. Manu Brabo es capaz de retener un sentimiento en el objetivo de su cámara, y hacértelo llegar, salvando las evidencias, de una forma u otra. 

Hoy, me vienen a la cabeza las palabras de Pampliega: “Ninguna foto ni ningún premio vale la vida de una persona. Mi labor es retratar lo que allí sucede. Lo que tú no ves y lo que no explican las fotos es qué pasa cuando yo bajo la cámara”. 

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